Joaquín, un joven de 17 años de Vitacura, hizo su primera apuesta a los 16 durante la Copa América 2024, mientras compartía el intermedio del encuentro entre Chile y Argentina con sus amigos. El grupo decidió apostar alrededor de 4 o 5 lucas cada uno de la mesada, acumulando cerca de 50 mil pesos, que se perdieron cuando Lautaro Martínez anotó el gol decisivo en el minuto 88 para Argentina. Sin embargo, dicha derrota no fue un obstáculo para continuar con esta actividad, que ahora forma parte de su rutina escolar y de esparcimiento en compañía de amigos, inclusive para el entretenimiento ocasional tras ver memes.
Con el paso del tiempo, el grupo amplió sus apuestas a encuentros de Colo-Colo y Universidad de Chile, e incluso participó en ruletas online, donde probaban distintos números y combinaciones. Santiago, de Las Condes y también de 17 años, se unió a esta práctica el año pasado aprovechando los bonos promocionales que ofrecen las plataformas de apuestas para nuevos usuarios, llegando a jugar incluso en compañía de su padre y, en otras ocasiones, de manera individual. Él estima haber invertido cerca de 200 mil pesos, fondos provenientes de su mesada y regalos, sin que sus padres conozcan esta actividad, lo cual podría generar una reacción negativa de su parte.
Ambos testimonios reflejan una tendencia que ha sido corroborada por el Instituto Nacional de la Juventud (INJUV), que señala que 5 de cada 10 jóvenes han participado en apuestas, siendo los varones de alto nivel socioeconómico, entre 15 y 19 años, quienes más se involucran. Además, 1 de cada 5 encuestados realizó apuestas deportivas en el último año, y otro estudio de la Corporación de Juego Responsable indica que la edad promedio de inicio es de 15,5 años.
La normalización de apuestas entre menores es inquietante, sobre todo considerando que la mayoría de las plataformas de juego online operan de manera ilegal en Chile, a excepción de la Polla Chilena de Beneficencia y la Lotería de Concepción. La facilidad de acceso, la ausencia de filtros efectivos y el atractivo del juego colectivo han impulsado un fenómeno que se instala en el ambiente escolar sin mucha detección por parte de los adultos.
Autoridades y expertos en adicciones subrayan que 7 de cada 10 jóvenes consideran que el Estado debería intervenir para regular estas plataformas, ya que cerca del 70% percibe las apuestas deportivas online como un riesgo para su grupo etario. Miguel Ángel Lara, director técnico de la Agrupación de Jugadores en Terapia (AJUTER), advierte que la inmediatez de la recompensa es un factor crucial en el desarrollo de la adicción al juego. Asimismo, la psicóloga Stefanie Fischer enfatiza que la liberación de dopamina al apostar tiene un efecto comparable al de las drogas, contribuyendo a la potencial adicción en menores.
Las consecuencias emocionales de esta adicción no son menores, ya que los jóvenes pueden llegar a aislarse, abandonar actividades cotidianas, distanciarse de amigos y familiares, e incluso desarrollar trastornos de impulsividad, ansiedad o depresión. La presencia de apuestas en entornos escolares representa un desafío para la comunidad educativa, que debe afrontar una problemática que, si bien no cuenta con cifras oficiales de denuncias, requiere una intervención preventiva urgente.
El Ministerio de Educación ha manifestado que, aunque no existen registros precisos, la prevención debe ser una prioridad, integrando en el currículo temas de autocuidado, bienestar y uso seguro de las tecnologías digitales. Asignaturas como Orientación, Tecnología y el plan de Ciudadanía Digital ofrecen herramientas para sensibilizar a estudiantes, docentes y familias sobre los riesgos, la privacidad y la huella digital. No obstante, expertos en psicología sugieren que se adopten medidas restrictivas, como el bloqueo de apuestas en línea, tomando como ejemplo países como Uruguay, donde se utiliza la verificación biométrica para impedir el acceso de menores.
Autor: Jorge Rojas